Una leyenda que nos cuenta de las voces del agua, del viento, del canto de las aves y del trueno que exalta la admiración por la vida.

Condoy, el señor de la montaña, advierte que algo extraordinario debe suceder para evitar que todo se convierta en un enorme desierto sin vida.

Un pequeño y valiente pez es el encargado de llevar el mensaje para salvar a la laguna de Luguiaga.

“El árbol de Santa María El Tule, población Oaxaqueña, y sus animales-alebrijes, descansan sus dos mil años de vida sobre los restos de una vieja laguna llamada, hace tiempo, Luguiaga. El árbol del tule es un hecho extraordinario y un enorme recurso turístico para el estado de Oaxaca. Los esfuerzos realizados por preservarlo son una lección de amor a la memoria colectiva, de respeto al sentido comunitario que nos inspira y son evidencia de la admiración por la vida, en su incesante lucha contra la voraz devastación.”
Patricia Álvarez, Oaxaca, 1995.